Quién no ha leído, escuchado o visto a una madre inflada y engrandecida
por el orgullo a sus hijos?
O hemos padecido como hijos, este sentimiento poco controlable de nuestros progenitores, a veces a
nuestro pesar…? Como una mamá hablando en voz antinaturalmente alta de “las
buenas notas que se saca mi hijo”, o el famoso “por qué no le tocás a la tía Rosita esa canción
en la flauta que aprendiste en el cole?”, o… “mi hijo es el capitán del equipo,
un futuro Messi” y tantas otras que nos han ruborizado de niños seguido de la
súplica de “Mamá, por favor!!!!!!!”
Pero esta vez le voy a dar su merecido a mi mami y me voy a
vengar! Hoy hablaré yo de ella con orgullo y “babosidad”!
Es que en el día de la fecha, ha salido en el diario Clarín, el
periódico más leído de Argentina una nota sobre mi MAMA!
わ〜い♪＼(*＾▽＾*)／＼(*＾▽＾*)／＼(*＾▽＾*)／わ〜い♪
Pues sí, así de grossa
es ella, para quienes no lo sabían (*＾-＾*) (y aquí empiezo a experimentar el síndrome de
agrandamiento)…
En fin, no los entretengo más. Los dejo con la nota que habla por sí sola y el link!
Nota: Porteña y tanguera, pero sin sacarse el kimono
Nota: Porteña y tanguera, pero sin sacarse el kimono
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| Foto de versión impresa |
Porteña y tanguera, pero sin sacarse el kimono
Chiyoko Uehara llegó de Japón después de la guerra. Cantó en el Colón hasta que descubrió que lo suyo era el 2x4 y en una gira regresó a su hogar.
30/11/12
Salimos de una devastada Japón de la post guerra en un barco que nos llevaría a la tierra de las oportunidades. Estaba del otro lado del mundo, pero valía la pena según las historias de grandeza que nos llegaban de los conocidos que ya se habían animado. Fueron 70 días de travesía, entre juegos y puertos exóticos. Pero finalmente llegamos al destino: Argentina.
Aún recuerdo lo maravillada que quedé con Buenos Aires, una gran ciudad, majestuosa, limpia y moderna. Y la primera fotografía al bajar del barco, en la impactante Torre de los Ingleses. Tenía tan solo 9 años.
Siendo tan chica, jamás pensé en que esta hermosa ciudad de grandes árboles y edificios europeos sería la que me cobijaría de por vida y me convertiría luego en esposa y madre, pero también en porteña y tanguera. Es que, sin dudas, “Buenos Aires tiene ese qué se yo...” Descubrí la radio en esta misma tierra, escuchando por primera vez en sus parlantes un melancólico tango. Y allí encontré mi amor por la música y en especial por esta melodía que me atrapó a pesar de no comprender del todo sus profundas letras. Me adueñé del aparato en mi casa y mi juego de niña fue, por varios años, cantar frente a miles de espectadores en mi escenario imaginario.
A los 14 años pude entrar al prestigioso coro del Teatro Colón, al que iba viajando horas luego de salir del colegio rural en la Provincia. Me quedaba a dormir en casa de unos amigos de mi papá y a la madrugada me levantaba aún en el alba, para poder regresar y entrar al colegio, al día siguiente.
A los quince comencé a tomar clases de canto con un profesor particular, que descubrió que, a pesar de mi preconcepto de que el tango era más difícil, yo lo interpretaba mucho mejor que los temas melódicos que venía practicando. Y allí fue, sin dudas, la decisión. El tango sería mi destino.
Sin darme cuenta, a los dieciséis años estaba debutando en mi primer programa de televisión en la Escala Musical, vestida de kimono (que terminó siendo mi sello particular). Ahora que lo pienso, era tan solo una niña sin experiencia y tímida, pero que estaba haciendo lo que más me apasionaba, cantar tangos. Y por ello, todo fluyó naturalmente. Pronto vinieron Sábados Circulares con Mancera, La Botica del Ángel con Bergara Leumann, Feliz Domingo con Marconi, Grandes Valores del Tango con Juan Carlos Torry y luego Silvio Soldán, Sábados de la bondad y el cierre del programa con la orquesta de Marianito Mores. Compartí escenario con grandes como Enrique Dumas, Virginia Luque, Jorge Sobral, Mentasti, Néstor Fabián, Larrea, Lezica, Maure, Marino, Rosanna Falasca, Nito Mores, Guillermito Fernandez, Tito Luciardo, el inseparable compañero de Gardel... y tantos otros...
El tango no sólo me hizo conocer a todos estos grossos de la música y el espectáculo argentino, sino que a su vez me permitió recorrer el país, Latinoamérica y también me llevó de regreso por primera vez, luego de 18 años, a Japón, en una gira de 70 días con la orquesta del maestro Fulvio Salamanca. Allí lancé mi cuarto disco, denominado “La princesita del tango”.
Y así transcurrieron once años increíbles en un abrir y cerrar de ojos. Entre canales de TV, radio, camarines, maquillajes, aviones, bandoneones y kimonos. Luego me alejé del espectáculo para cumplir mi otro sueño. Me casé, tuve dos hijas y formé una hermosa familia de la que estoy orgullosa.
Ahora, luego de 30 años, siento que ese objetivo está cumplido y ya no tengo la responsabilidad de criar, educar y sostener a una familia. Por eso, estoy comenzando otra etapa de la vida. Disfrutando de mis hobbies como viajar y pintar. Pero lo más importante es que vuelvo a mi pasión. Junto con otras artistas mujeres japonesas, hemos conformado un quinteto llamado Sakura Tango. Una pianista, una bandoneonista, dos violinistas, un bajo y yo. Ya comenzamos a hacer nuestras primeros shows y estamos entusiasmadas.
¿Qué más puedo pedirle a “Mi Buenos Aires querido”, si me lo ha dado todo? No puedo sentir más que agradecimiento con este país y especialmente con los porteños, que me hicieron sentir en casa desde el primer momento y me dieron todo lo que tengo en la vida. Me ha llevado por este “Caminito” que se llama vida, cumpliendo todos mis sueños. ¡Ah! Ya lo sé, me falta que me convierta en abuela, abuela de nietitos argentinos...
Ah... No me digan que no es una grosisíma mi vieji !!☆彡(ﾉ^^)ﾉ☆彡ﾍ(^^ﾍ)☆彡(ﾉ^^)ﾉ☆彡 Congratulations mamucha!!
Gracias por dejarme limpiar el babero con ustedes!
･ﾟ★,｡･:*:･ﾟ☆♪( ^-^)/ Thxヽ(^-^ )♪★,｡･:* :･ﾟ ☆
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